Lo que fue capaz de hacer un juez corrupto

¿Qué podrán hacer en este tiempo?
|

Ya dijo Quevedo que el dinero manipulaba a los magistrados: “¿Quién los jueces con pasión sin ser ungüento hace humano? pues untándoles las manos les ablanda el corazón”.


Pero seguramente ni Quevedo era capaz de imaginar hasta dónde llegaría la codicia del licenciado Femando Ramírez Fariña. 


Aparentemente, este salmantino era un hombre de recta moral y poco o nada sospechoso de andar en tejemanejes ilegales.


Incluso tras su fallecimiento se comprobó que en sus cuentas había bastantes menos maravedís que en las de la mayoría de sus colegas del Consejo de Castilla. Un cargo que desempeñó desde 14 de diciembre de 1622.


Pocos meses después de uno de los crímenes más sonados de la época. La muerte del conde de Villamediana.


El romanticismo y las leyendas han teñido de fantasía este asesinato, pero en el fondo nos encontramos ante un atentado político en toda regla. Juan de Tassis y Peralta era, además de uno de los poetas más satíricos de la época, uno de los hombres más ricos de España pero sobre todo un político de primer orden. Había alcanzado los títulos de gentil hombre de la reina y correo mayor del reino, siendo así capaz de acceder a las más altas cúpulas del poder.


El carácter satírico y provocador de Villamediana le había proporcionado múltiples enemigos entre los que se encontraban: políticos corruptos (duramente zaheridos por sus afilados versos), otros poetas (a quienes no se amilanó en despreciar), alguaciles (a los que acusó de rufianería), las familias de sus amantes (entre las que podían estar cualquiera de los grupos antes mencionados), su propia familia (como acertadamente ha descubierto el investigador David González Corchado) y desde luego la élite del poder.


De este modo, cuando Villamediana fue acuchillado el 21 de agosto de 1622 en plena calle Mayor de Madrid, resultó bastante complejo dirimir cuál de todos sus enemigos tenía más ganas de matarle. Es entonces cuando aparece nuestro protagonista de hoy, el juez Fernando Ramírez Fariña, un personaje que más que aportar luz a todo este detectivesco asesinato le añadió otro giro de guión.


Placa conmemorativa del lugar donde fue asesinado el conde de villamediana


Solo cuatro meses después del asesinato de Villamediana Fariña condenó a muerte a dos criados del conde por un delito nada casual, la sodomía. En un estado mafioso, como era la España de entonces, considerar la homosexualidad como delito tenía sus ventajas ya que no solo podía condenarse sin pruebas también resultaba útil para ocultar un problema mayor. En este caso, los presuntos amoríos de Villamediana y la mismísima reina Isabel de Borbón.


Si los criados de Villamediana eran homosexuales, él también podría serlo y de ser así, ningún sentido el idilio palatino.


De este modo Fariña concluía que la muerte de Villamediana estaba vinculada con que era homosexual, que no solo era un delito sino, además, un escarnio para él y toda su familia. De modo y manera que el apuñalamiento fue casi providencial, pues una vez muerto la inquisición ya no le podría juzgar por homosexual. Quedando así la honra salvada y el caso cerrado.


Así se pensó durante siglos pero las indagaciones del poeta Luis Rosales sacaron a la luz un documento clave. Una carta que Fariña dirigió al secretario del Consejo de Castilla, Pedro Contreras.


En ella el magistrado se quejaba de que su servicios en el proceso de Villamediana no había sido recompensados por el Conde Duque de Olivares y cómo aún no había recibido la “renta de por vida para Don Juan mi hijo o encomienda, o en pensiones con caballerato hasta 1.500 ducados que yo propuse”.


Así pues, si un juez corrupto del siglo XVII fue capaz de participar en un atentado político con tal de conseguir una pensión para su hijo, ¿De qué no sería capaz en este siglo en el que mil cosas más pueden ofrecerle?


¿Que puede suceder en otros juzgados, como Alicante o Santa Cruz de Tenerife?, ¿que sobornos de maravedís, y otras monedas más actuales, pueden cobrarse?, ¿Arte y maravedís entre pícaros anda?