Comités contra comités de Arte.

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Pese a que los investigadores cada vez cuentan con mayor documentación y una tecnología más sofisticada, resulta dificilísimo, por no decir imposible, asegurar al 100% que una obra de arte fue pintada por un artista, por su taller, por un artista y su taller, por un discípulo, por un seguidor...

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Incluso aunque esté firmada.


Muchos de los grandes maestros antiguos no podían atender el gran número de encargos que tenían por lo que contaban con un importante taller y discípulos de una gran calidad que imitaban el estilo del maestro: así ocurría con Leonardo, Rafael, Tintoretto, Rembrandt, El Greco...


Hasta la actualidad: artistas como Damien Hirst o Jeff Koons cuentan con talleres donde otros artistas ejecutan las obras ideadas por aquéllos. Algo así como ocurre en los estudios de arquitectura.


Sin embargo, la historiografía moderna parece empeñada en fijar el corpus pictórico de los artistas. En el caso del arte moderno y contemporáneo la Sucesión de los propios artistas es la encargada de decir si una obra es auténtica o una falsificación. Es lo que ocurre con la Fundación Gala-Dalí de Figueras, en el caso de Dalí, o la Administración Picasso, en el caso del artista malagueño.


Se crearon comités para autentificar las obras de Hirst, Warhol, Basquiat, etc.


Algunas se han disuelto por culpa de las numerosas demandas recibidas.


Y es que hay muchísimos intereses, y muchísimo dinero en juego. Especialmente en el caso de que las obras estén en el mercado. La descatalogación de una pieza, e incluso sembrar la duda de su autoría, provoca que el mercado se retraiga, caigan los precios en picado y en muchos de los casos las obras queden sin vender. En el caso de los museos, a ninguno le agrada perder obras de grandes maestros en su colección.


Un apasionante debate


La actualidad vuelve a poner sobre la mesa ese antiguo y apasionante debate. Como ya adelantó ABC Bosch Research and Conservation Project, un comité científico creado en Holanda con motivo de la celebración del IV centenario de la muerte del Bosco, que lleva seis años analizando las obras del artista, ha elaborado un polémico informe en el que deja de un plumazo los seis Boscos del Prado en tres. Mantiene la atribución de «El Jardín de las Delicias», «La Adoración de los Magos» y «El carro de heno», mientras que descataloga «La extracción de la piedra de la locura», «Las tentaciones de San Antonio Abad» y «La Mesa de los Pecados Capitales».


El museo se muestra en desacuerdo con el trabajo de este comité y responderá con un estudio científico en el catálogo de la gran exposición sobre el artista.


En el estudio de las autorías artísticas hay un predecente muy llamativo: el Rembrandt Research Project.


Tuvo su germen en 1956, cuando el Rijksmuseum de Ámsterdam, que atesora obras maestras del artista como «La Ronda de Noche», preparaba una exposición con motivo del 350 aniversario del nacimiento del pintor. Se vio entonces que había muchas lagunas para poder certificar su trabajo. Se creó en 1968 dicho comité para poner en orden su corpus de trabajo. Pero lo que en un principio se preveía que iba a durar una década llevó a sus responsable 46 años, nada comparable a los seis años de trabajo del Bosch Research and Conservation Project.